Los cuatro actores de La Cuadrilla han decidido continuar sus estudios de interpretaciùn en una prestigiosa academia en Viena, la aclamada Academia Mmmáscara (máscara con tres emes). Una vez presentado su trabajo fin del primer curso – una inesperada versión de Otelo, el moro de Venecia, de William Shakespeare-, son inmediatamente expulsados de la Academia; por no cejar en su vocación rinden un nuevo homenaje al Bardo Inmortal con una realmente particular visión de Romeo y Julieta, esta vez en la calle ya que no tienen el respaldo de la academia…

Ficha artística:

Título. Trilogy (A Shakespeare Experience)
Autor. La Cuadrilla: Eduardo Bertoglio, Horacio Gabín, Hernán Gené y Rubén Panunzio
Dirección. La Cuadrilla
Versión. La Cuadrilla
Compañía. La Cuadrilla
Producción. La Cuadrilla
Escenografía y Vestuario: La Cuadrilla
Elenco. La Cuadrilla: Eduardo Bertoglio, Horacio Gabín, Hernán Gené y Rubén Panunzio
Fecha. Diciembre de 1992
Teatro. Teatro Parakultural, Buenos Aires.

Sinopsis:

Los cuatro actores de La Cuadrilla han decidido continuar sus estudios de interpretaciùn en una prestigiosa academia en Viena, la aclamada Academia Mmmáscara (máscara con tres emes). Una vez presentado su trabajo fin del primer curso – una inesperada versión de Otelo, el moro de Venecia, de William Shakespeare-, son inmediatamente expulsados de la Academia; por no cejar en su vocación rinden un nuevo homenaje al Bardo Inmortal con una realmente particular visión de Romeo y Julieta, esta vez en la calle ya que no tienen el respaldo de la academia.  Pero los eruditos deciden darles una nueva oportunidad y ellos se atreven con Hamlet, príncipe de Dinamarca… y ahora son finalmente deportados. Los cuatro actores se las arreglan para interpretar todos los personajes de las abreviadas adaptaciones de Otelo, Romeo y Julieta y Hamlet, de William Shakespeare. Lo que no es poco. Más bien es muchísimo:. porque a cada uno le toca encarnar en escenas sucesivas y a veces sin soluciùn de continuidad, papeles masculinos y femeninos como en el antiguo teatro isabelino; porque la propuesta exige un dinamismo interpretativo, pues el humor se cuela constantemente por los pliegues más imprevisibles de las secuencias trágicas o dramáticas; porque el dinamismo alcanza también el despliegue físico que incluye saltos, caídas, desplazamientos acrobáticos o escenas de esgrima, todo resuelto con un inobjetable rigor técnico; porque el tratamiento escénico saca el mejor partido de un espacio aparentemente desangelado y que termina pareciendo ideal; y porque los actores muestran a lo largo del espectáculo que la irreverencia se justifica plenamente en la seriedad técnica y conceptual con que se aborda esta aireada y desmitificadora puesta de tres monumentos shakesperianos.

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